"LEYENDA LAGUNA NEGRA, los hijos de Alvargonzález"

 

Antonio Machado escribió esta leyenda en 1912 apareciendo primeramente en prosa en la revista francesa “Mundial Magazine”. Ese mismo año, en abril, se publicó ya en verso en “La Lectura de Madrid” y en junio en la obra “Campos de Castilla” del mismo autor. Años más tarde, en 1953, la revista soriana Celtiberia reeditó la versión novelada.

 

La leyenda narra la historia de Alvargonzález, un rico personaje de la comarca. Tuvo tres hijos varones. Juan, el mayor; Martín, el mediano; y Miguel, el benjamín, que orientado primeramente hacia el sacerdocio, decidió dejar los hábitos, coger su parte de la herencia y partir a tierras lejanas. Los otros dos hijos, ansiando tener cuanto antes su herencia, matan al padre mientras éste dormía y arrojan su cuerpo a la Laguna Negra. Se culpó de la muerte a un buhonero que pasaba por aquellas tierras y fue condenado a morir en el garrote.

 

 

Al poco, murió la madre de pena y los dos parricidas heredaron las tierras. Pero éstas dejaron de producir, como si estuvieran malditas, los remordimientos atormentaban a los hermanos. Pasado un tiempo, regresó Miguel, el pequeño, después de hacer fortuna en América. Compró a sus hermanos una parte de los campos y los cultivó, siendo entonces muy productivos.

 

Al final, Juan y Martín vendieron todas sus pertenencias y marcharon a otras tierras atormentados. Pero en el camino hacia el puerto de Santa Inés les sorprendió la noche y los lobos les acosaron, desviándose hacia la Laguna Negra, donde cayeron despeñándose y gritando ¡Padre!.

 

Imagen relacionada con la Leyenda Laguna Negra

 

 


"LEYENDA PUENTE BARDO"

La historia, mitad suceso mitad leyenda, cuenta lo ocurrido a dos jóvenes, Fermín y su hermano pequeño Esteban, ambos vecinos de Gotor, una localidad zaragozana. Con su carro cargado de botos llenos de vino venían a pinares para vender su mercancía y llevar leña a casa en el regreso.

 

 

En el camino se unieron a otras carretas de paisanos suyos. Uno de ellos, Anselmo, era muy violento y de malos modos. Al llegar el convoy al pueblo de la Muedra tras atravesar el puente del Bardo, se encontraron con Pilar, una bellísima pastora que pretendía vender en la localidad su ato de cabras. Anselmo comenzó a molestarla hasta llegar al acoso. Fermín salió en su defensa y se enzarzó en una pelea con el rudo carretero. Les separaron, pero el joven se había creado un peligroso enemigo. La muchacha se lo agradeció y quiso quedar con él por la tarde.

 

Durante la cita le habló de esos montes y de la Fuente de Vinuesa, un lugar muy hermoso y, al despedirse, le besó. Fermín deambulaba enamorado, de noche, cerca del río. De repente, apareció Anselmo, que pillando desprevenido al joven lo empujó, y rodando éste ladera abajo se golpeó la cabeza contra una piedra y murió.

 

Al día siguiente, Esteban enterró el cuerpo de su hermano cerca del puente del Bardo y marchó lleno de dolor de regreso a casa. Con el tiempo aparecieron historias que hablaban del joven asesinado, cuya alma paseaba las tardes de verano por aquellos parajes y bebía de la fuente de Vinuesa.

 

La leyenda del puente del Bardo había nacido y sobrevivió hasta que las aguas del embalse sepultaron la cuenca del río Ebrillos y el pueblo de la Muedra.

 

 


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