UN VIAJE A TRAVÉS DE LOS SIGLOS
Vinuesa es una tierra con siglos de historia, habitada desde tiempos remotos. Su clima, su ubicación estratégica y, sin duda, su encanto natural han atraído al hombre a poblar esta puerta de pinares. Los primeros vestigios hallados datan del Neolítico, correspondientes a una cabaña circular. En el siglo V a.C., una tribu originaria de lo que hoy conocemos como Beçançon, en Francia, los Pelendones, llegaron a la zona, estableciéndose en un poblado al que llamaron Visontium en honor a su hogar natal.
Con la llegada de los romanos, el pueblo fue inicialmente sometido. Aunque se rebelaron contra el imperio, la caída de la ciudad de Numancia significó también la desaparición definitiva de Visontium. Los romanos construyeron una calzada que unía la región con Uxama y Numantia, así como un puente sobre el Duero. Sin embargo, con la caída del Imperio Romano, la zona sufrió un largo período de decadencia, sin noticias claras de godos o visigodos.
La Influencia Musulmana y el Resurgir del Pueblo
Existen evidencias de la presencia árabe en la región, siendo posible que Vinuesa fuera el enclave de la ciudad musulmana de Medina Bara, durante la época de Tuhfa.
El primer registro documentado de Vinuesa data de 1272, dentro del censo realizado por el rey Alfonso X. En ese momento, la aldea contaba con 24 vecinos, convirtiéndose en la localidad más poblada de la comarca de los Pinares. Este rey impulsó la creación de la Mesta, la organización ganadera más relevante de la época, que marcaría la actividad económica del lugar durante años. En este contexto, el rey Juan I de Castilla cazaba en estos montes con su hijo, quien sería Juan II. Un día, mientras cazaba, el joven príncipe sufrió un accidente y fue atacado por un lobo. Solo gracias a la intervención de unos cazadores de Vinuesa, el príncipe logró salvar su vida. En agradecimiento, el rey otorgó a la localidad un escudo con un pino y un lobo, como símbolo de su valentía.
La Edad Moderna: Crecimiento y Nobiliarios
Fue en la Edad Moderna cuando Vinuesa consolidó su importancia. En 1491, los Reyes Católicos crearon la Real Cabaña de Carreteros, Trajineros y Cabañiles, otorgando a la zona una serie de privilegios. Esto atrajo a numerosas familias nobles que trajeron sus ganados para aprovechar los excelentes pastos de la región. Estas familias construyeron notables edificaciones, como el palacio de Don Pedro de Neyla, el palacio de los Viñuela, y las casonas de piedra como la Casa de los Ramos. Entre las familias nobles destacaron los Barnuevo, los Neyla, los Montenegro y los Carrillo.
En 1504, se redactaron las ordenanzas que regirían el municipio, y en 1527, el pueblo contaba con 229 vecinos. El 14 de marzo de 1597, se redactó la Carta de poder del Concejo de Vinuesa, que lo separó del ayuntamiento de Soria. Posteriormente, el rey Carlos III concedió a Vinuesa el título de Villa, otorgándole el rollo como símbolo de este nuevo estatus.
Guerras y Transformaciones en Vinuesa
A lo largo de los siglos, Vinuesa sufrió los estragos de varias guerras, incluida la invasión francesa durante la Guerra de la Independencia en 1809. Tras un período de paz, la Guerra Carlista provocó más pérdidas humanas y materiales.
Después de la guerra, muchos habitantes emigraron a América, especialmente a Argentina, y regresaron convertidos en "indianos", contribuyendo económicamente a la construcción de numerosas obras en el pueblo.
En 1910, la población de Vinuesa ascendía a 992 habitantes, y en 1960 se alcanzó su punto máximo con 1,414 vecinos. Actualmente, la población es de alrededor de 1,100 habitantes y enfrenta los desafíos del éxodo rural del siglo XX y el envejecimiento progresivo de su población. En la actualidad, las principales fuentes de empleo en Vinuesa son la ganadería, la madera y el turismo. Además, se ha creado un polígono industrial, La Cepeda, en expansión.